Favoritos para las elecciones 2020 en EE. UU.

Falta cada vez menos para que comiencen las elecciones presidenciales 2020 en Estados Unidos. Y aunque Donald Trump acumula un número amplio de detractores, es el favorito al día de hoy en los sitios de apuestas deportivas. ¿Tenés algún favorito? Podés inclinar la balanza apostando por quién se convertirá en el próximo presidente de Estados Unidos en casinos online Argentina. Y para que tengas lo más claro posible el panorama, vamos a ver qué dicen los números de cada candidato, y de los partidos a los que pertenecen.
Donald Trump a la cabeza
El actual presidente de Estados Unidos es quien tiene más posibilidades de ganar el año que viene según las casas de apuestas. Por esa razón, es el candidato que reparte menos dinero para quien apueste por él, con 2.25. Lo sigue de cerca Elizabeth Warren, la candidata demócrata, con probabilidades en 3.25. Más lejos se encuentra otro pelotón de demócratas: Joe Biden con 7.00, Pete Buttigieg con 17.00, Bernie Sanders con 21.00 (recuperado después de un infarto y con el apoyo de la popular congresista Alexandria Ocasio-Cortez) y Andrew Yang con 26.00.
Recién después aparece otro republicano, Mike Pence, con 34.00, empatado con Hillary Clinton, quien llegó a ser la favorita absoluta para ganar las elecciones presidenciales pasadas. Con 51.00 se encuentra la republicana Nikki Haley, lo mismo que la demócrata Kamala Harris. Después está el republicano Mitt Romney con 67.00 y un séxtuple empate en 101.00 entre ¡Michelle Obama!, Cory Booker, el independiente Michael Bloomberg, Tulsi Gabbard, Beto O'Rourke y Amy Klobuchar. Desde ya, estos números irán cambiando a medida que se acerque la elección. ¡Cómo no lo van a hacer si incluso hay rumores de que Oprah Winfrey podría postularse para presidenta!

Algunas contradicciones
El análisis de las probabilidades de los candidatos arroja algunas conclusiones contradictorias. Por un lado, el favoritismo de Trump parece más atado a la falta de un candidato o candidata fuerte que le compita. De otra forma, no podría ser que ante la apuesta de si el magnate será reelecto en 2020, el no pague 1.57 y el sí 2.25. Es decir, por un lado, el actual presidente es el candidato con mayores probabilidades respecto de su competencia, pero al mismo tiempo tiene más probabilidades de perder que de ganar.
Pasa lo mismo cuando la pregunta es si ganarán los demócratas o los republicanos. Donald Trump, republicano, sube sus acciones cuando lo presentan en forma individual. En cambio, cuando se nombra solamente el partido al que pertenece, las probabilidades pasan del lado de los demócratas, con 1.70 de ganancia. El que apueste en un casino online por los republicanos, conseguirá más que duplicar su dinero, con 2.10. Por otro lado, también hay espacio para los osados que piensen en un ganador independiente. El premio es un jugoso 101.00 de la apuesta.
La candidatura demócrata, clave de la elección
Si actualmente un candidato X demócrata tiene más posibilidades de ser electo presidente el año que viene, pero los posibles candidatos instalados no consiguen ganarle a Trump, existen dos explicaciones: o que todavía no haya aparecido la candidatura perfecta (¡hola, Oprah!), o que falte instalar a los candidatos existentes. Elizabeth Warren, del ala izquierda demócrata, recién hace unos días se convirtió en favorita a ganar su interna. Y el primer lugar, que hasta ese momento ocupó Joe Biden, hace que todos los dardos caigan sobre ella. Así son las características de una interna inédita, con doce participantes. Es probable que recién cuando todo el partido se aglutine detrás de una candidatura, o que al menos se reduzcan los postulantes, el electorado vea más claro el panorama.
Por supuesto, también es posible que jamás se aclare el panorama y que Donald Trump se haga fuerte ante la falta de un competidor o competidora. Es el candidato lógico de su partido, por eso es tan grande la distancia con el segundo. Después de todo, un presidente electo hace cuatro años que no vaya por su reelección es un síntoma de debilidad que puede afectar incluso el final de su primer mandato.